domingo, 16 de agosto de 2009

-¿Qué ha pasado, Hernando? -le preguntó su mujer, atareada.
-No es nada -replicó Hernando.
Hundió el arado en el surco. -¡Burrrrrrrrr-o! - le gritó al burro,
y juntos se alejaron bajo el cielo claro, por las tierras de labranza
que bañaba el río de aguas profundas.
-¿A qué llamarán “el mundo”? -se preguntó Hernando.

RAY BRADBURY, La Carretera



Descreo de la religión y de la ciencia
dentro de mí hay una densa selva verde, con grandes hojas de helecho
húmeda, calurosa
Tengo zonas pantanosas, zonas marrones y anarajandas
tengo un caudal que cruza y da vida
tengo pájaros y serpientes

En mi interior no hay alma, no tengo pecados
ni equilibrios
no hay milagros, no tengo santos,
soy hija de mi mamá que también tiene selva por dentro
aunque un poco más húmeda y encerrada

Adentro mía no hay ni un hígado ni alguna neurona
no tengo otros líquidos más que el rocío de la madrugada, el río verde y ancho
que me cruza de punta a cabo, las posas que hay en la senda de barro cuando llueve
La sangre roja que me brota es sólo parte de mi apariencia exterior
mi sangre es superficial, es decorativa

Ay y mis pelos! son las raices de mis plantas que me habitan,
de los sauces, de los ficus religiosos tan típicos de Sri Lanka
de las higueras, los ciruelos, los naranjos, los copihues
Depilarse colinda con el suicidio, ni loca atentaría contra mi flora silvestre que llevo años cultivando

mi selva crece sola, chúcara,
perenne